Emely Garcia escribe aquí

Estos últimos días han sido los mejores de mi vida. Me siento tan feliz que lo tengo que gritar al ciberespacio, aunque a nadie le importe, porque la verdad lo único que importa es que estoy feliz. Por fin puedo hablar de verdad con alguien. No sé cómo comenzó, pero empezamos a platicar de lo más casual posible y todo se sintió tan natural que no puedo parar. Me hace tan feliz poder tener realmente a alguien que sí me escucha, pero no solo eso, que también comparte las cosas más random conmigo. No puedo creer lo fácil que es hablar con él y lo bien que se nos da; es súper chistoso. No pensé que podría encontrar a alguien con quien me pudiera expresar de verdad, alguien que me escuche de verdad. Algo que me encanta que haga es que me corrija mi español. Es súper irónico, pero aunque estudié lenguas y literatura, las tildes y yo tenemos una relación de amor-odio extremo jaja. Y esta persona me puede corregir, y eso me hace tan feliz. Jamás había disfrutado tanto como en estos momentos. P...

Sé que el título puede sonar extraño, pero permíteme explicarte mi situación. Durante toda mi vida he dormido acompañada por mis hermanos. Desde que tengo memoria, siempre compartimos habitación: al principio por necesidad y después por costumbre. Sin embargo, ahora que mis hermanos ya no viven en casa de nuestros padres (uno incluso vive fuera del país), me he dado cuenta de que me cuesta muchísimo conciliar el sueño. Antes no entendía por qué tenía tanto problema para dormirme. Probé diferentes métodos para poder descansar mejor, pero terminaba durmiéndome de madrugada, incluso cuando tenía que levantarme temprano para trabajar. No sabía qué me pasaba hasta que la semana pasada pude hacer un pequeño experimento. Esa semana dormí acompañada y logré descansar tan profundamente que fue como un reset completo para mí. También descubrí algo interesante: no importa si duermo en otra cama que no sea la mía, lo único que realmente necesito es que alguien duerma conmigo en la misma habitación...