Emely Garcia escribe aquí

Cuando empecé este libro, no tenía la menor idea de qué trataba. A medida que avanzaba en la lectura, me di cuenta de que me encantaba. No estoy muy acostumbrada a leer libros hondureños; no recuerdo si ya les había dicho eso, pero este me encantó. Sentí que conectaba mucho conmigo, que lo entendía muy bien. No sé si es la forma correcta de expresarlo, pero los hondureñismos que se encuentran son supremos. Nunca antes había sentido que un libro nacional conectara tanto conmigo. Cada párrafo me dejaba con ganas de leer el siguiente, lo cual podría considerarse raro porque en sí no es una historia contada cronológicamente, por así decirlo, sino que más bien nos presentan a los personajes. Yo leí la segunda edición y el posdata me encantó. Realmente recomiendo este libro a todas aquellas personas que quieran comenzar a leer a autores hondureños; es una excelente forma de empezar. Giovanni Rodríguez me demuestra una vez más lo buen escritor que es.

 Mientras estaba sentada en el suelo, me di cuenta de que estaba a punto de crear un desorden que alguien tendría que limpiar. No podía dejar de pensar en lo molesta que estaría mi mamá porque prácticamente la obligaría a limpiarlo. No estoy segura de si fue una buena idea elegir la casa de mi abuela; en este punto, dudo que importe. Hace unos momentos, parecía ser un buen lugar para descansar. Me preguntaba cuánto tiempo tardarían en encontrarme. No es que me sienta mal si no se dan cuenta de que he desaparecido; simplemente, me causa una curiosidad extrema. Espero que la carta explique lo suficiente; realmente espero que puedan entender mi letra. Ahora que lo pienso, siempre he deseado recibir una carta. Creo que siempre ha sido mi destino escribirlas en lugar de recibirlas. El suelo está frío, y me siento más cómoda en posición fetal. Me alegra mucho llevar puestos mis converse rojos; siempre me han encantado. No pensé que después de todo este tiempo, finalmente, la picazón en l...